Este símbolo enormemente poderoso está desde siempre asociado a la tentación. Se trata de una gran fuerza vital, aún desordenada, que puede ser direccionada constructiva o destructivamente.
La tentación se refiere al uso destructivo de dicha fuerza: la manipulación y el abuso del poder, la maldad, la calumnia, la envidia, el odio, la sobrevaloración de lo material, el falso orgullo.
Reprimir esta avasalladora energía puede enfermar nuestro cuerpo, por lo que se hace necesario aprender a ordenar su fuerza y transformarla, dándole formas adecuadas y poniéndola al servicio de la convivencia.
Una de las formas más positivas de resolución de este juego de tensiones es, sin duda, la creatividad.
Sólo la fuerza del amor es más potente y permite transformar creativamente la fuerza del Diablo.
- Relación astrológica:
Capricornio
- Letra hebrea:
Ayn